Lo que te da el Camino.
El camino te sorprende cuando menos lo esperas.
Una tarde, después de la ducha, te sientas con los tuyos a jugar unas partidas de cartas, pero antes de empezar entablas conversación con un señor al que no conoces de nada. Solo estáis él, tu hija y tú.
En un momento, recita un breve poema, propio. Lo escucháis embelesadas, y en ese instante, sin saber por qué, las lágrimas se asoman sin permiso.
Al terminar, nos cuenta que escribe, pero solo para él.
Le pregunto si sería tan amable de regalarme esas palabras y, sin dudarlo ni un segundo, coge mi libreta y mi bolígrafo y me las regala, junto a su firma.
Es algo tan efímero, pero tan grande emocionalmente, que faltan palabras para describir lo que el camino te regala.
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