Coeditada 4-5-6
Abro el sobre y dentro hay una fotografía mía durmiendo. Reconozco mi cama y mi camiseta. La miro atónita y, al darme la vuelta, la fotografía se ha multiplicado: hay cuatro, seis, ocho... esparcidas por toda la habitación. Diferentes noches, distintas posturas y varias camisetas. Quienquiera que sea lleva muchas noches entrando en mi casa, observándome y fotografiándome. Estoy atónita. Todas estas fotografías… ¿Quién las ha tomado? ¿Cuándo? ¿Y por qué? De repente, detrás de mí, escucho una voz dulce: —¿Te gustan? Todas tienen algo especial… Aquella noche soñabas algo bonito. ¡Está en mi casa, en mi habitación, justo detrás de mí! Doy un paso hacia delante, intentando poner distancia entre nosotros, pero él también avanza, acortando el espacio. Caigo a plomo al suelo y, cuando despierto, todo es de madera: una chimenea apagada, el olor a humo... Él entra con una taza en la mano, se acerca a mí. Peleo contra las cuerdas que me inmovilizan. Se aproxima, me acaricia el pelo. Un escalofrío...